viernes, 4 de abril de 2025

Políticas públicas para enfrentar las inundaciones en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires




Advertencia preliminar

No soy especialista en inundaciones en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, tampoco climatólogo. Pero en mi labor de consultor político tuve en cuenta las investigaciones, conocimiento y experiencia de los conocedores (académicos o no) de las realidades que afectan el territorio, para realizar un análisis y propuesta útil y factible para las autoridades y la comunidad.

 

Introducción

A un mes de la tragedia que azotó algunas localidades del sudoeste de la provincia de Aires, en particular en la ciudad de Bahía Blanca, la propuesta de obras públicas se basa en la siguiente hipótesis de trabajo:

 

“No es posible responsabilizar a las obras públicas como el factor determinante para evitar futuras inundaciones en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, dado el ciclo de lluvias e inundaciones y la geografía de la zona. Sólo se pueden tomar medidas paliativas”

 

Seguramente a muchos incomodará o molestará esta hipótesis. Sin embargo, trata de brindar una base realista para enfrentar de la mejor manera situaciones similares futuras.

 

Comprobé la hipótesis de trabajo luego de investigar y llegar a la conclusión que no es posible realizar obras milagrosas, millonarias, salvadoras y protectoras de las comunidades que se vieron y se verán afectadas por inundaciones en el futuro, ni que hubieran podido evitar la tragedia del 7 de marzo. 

 

Los políticos utilizan las tragedias naturales para sacar ventaja: que “las obras” (mágicas y salvadoras) no se hicieron, que si hubieran hecho tal o cual obra no habría habido víctimas, etc. Lo sostengo ya que provengo de una zona donde cuando la tierra se mueve, no hay obra que valga. Lo que vale es el antes y el después, la prevención y los paliativos, disminuir las pérdidas, el mal menor.

 

 

La geografía no ayuda

Desde afuera (y desde lejos) pareciera que sólo se inundó Bahía Blanca el día 7 de marzo. Sin embargo, analizando el declive desde la sierra de la Ventana, es posible explicar que la escorrentía de diversos arroyos, no sólo el Napostá, como se difunde masivamente, inundó no sólo parte del casco urbano bahiense, sino también General Daniel Cerri con el desborde de los arroyos Dulce, Saladillo de García y el río Sauce Chico. También Punta Alta se vio afectada pero la razón principal fue la acumulación de agua de lluvia, sin impacto significativo de desbordes fluviales, a diferencia de las dos localidades anteriores.

 

Contra la naturaleza no se puede luchar. Pero es posible adaptarse para mitigar y minimizar los daños. Recordando el impacto a comienzo de año de la DANA en Valencia, donde en forma similar a las inundaciones en General Cerri y Bahía Blanca, jugó un papel importante la expansión urbana sobre cauces secos, cañadones y barrancos.

 

Sin entrar en debate sobre el cambio climático, considero que existe un clima antropogénico, pero sin restar importancia a los ciclos naturales húmedos y secos, fríos y cálidos.

 

Ante esta situación cíclica de intensas lluvias y una pendiente hacia el sur, la existencia de cañadones, ríos, arroyos, cauces secos o madrejones y la acumulación de agua en nivel freático, sumado al desarrollo urbano en zonas que de haberse podido planificar, hubiera sido inconveniente su expansión, solamente pueden tomarse medidas mitigadoras a los efectos devastadores de inundaciones extraordinarias.

 

A nivel general, en todas las pendientes y cañadones de los partidos de Tornquist, Coronel Pringles, Coronel Dorrego, Monte Hermoso, Coronel Rosales y Bahía Blanca deberán construirse tajamares escalonados que contengan las aguas en caso de lluvias extraordinarias en las cuencas superiores o que ralenticen las inundaciones, permitiendo evacuar y salvar la mayor cantidad de personas y bienes posible.

 

Un sistema de alerta temprana interprovincial ubicado en las nacientes de las cuencas debe permitir brindar las alertas de crecientes a los municipios para iniciar la evacuación o las medias de mitigación personales: retirar vehículos de cocheras subterráneas, preparar evacuación a pisos superiores, etc.

 

Control de desagües: mapeo, mantenimiento y responsabilidades definidas. El objetivo es vaciar en el menor tiempo posible las zonas más bajas que se inundarán, como la zona adyacente al puerto de Ingeniero White y las que tienen influencia en las mareas que obstruyen los desagües, como el caso de General Cerri.

 

Como propuesta específica por localidad puedo sugerir la realización de zanjones paralelos de desagüe al norte de Punta Alta, que permitan la evacuación de los aluviones extraordinarios a las lagunas Malaver y Unamuno y/o al arroyo Pareja.

 

Bahía Blanca debe considerar reabrir el arroyo Napostá soterrado para ampliar capacidad de desagüe extraordinario y proseguir las medidas generales: tajamares en las cuencas superiores, sistema de alerta temprana y control de desagües.

 

Las propuestas no representan grandes erogaciones: los tajamares pueden construirse con material de la sierra de la Ventana. Las tareas de prevención y mantenimiento sólo requieren una firme coordinación y monitoreo, organizando la tarea de los empleados públicos existentes. El sistema de alerta temprana puede generarse mediante redes de comunicación de habitantes de la zona, comisarías, siguiendo un protocolo para verificar y cruzar datos.

 

Bibliografía

·         Análisis de la peligrosidad por inundación en una zona de planicie afectada por mareas. Caso de estudio: localidad de General Daniel Cerri, Buenos Aires, Argentina. Sandra N. Fernández y Daniel E. Pérez. Geográfica Digital. Universidad Nacional del Nordeste, Argentina. 2023.

·         Atlas Cuencas y regiones hídricas-ambientales de la Provincia de Buenos Aires – Etapa 1: https://www.ada.gba.gov.ar/web_doc/gis/Atlas%20Cuencas%20-%20Etapa%20I.pdf

·         Investigación documental periodística.

·         Relatos de vida en el análisis del riesgo hídrico en los barrios Napostá y Villa Mitre, ciudad de Bahía Blanca, Argentina. Adriana Mastandrea y María Inés Perez. Universidad Nacional del Sur. Cardinalis. 2018. https://www.researchgate.net/publication/350771485_RELATOS_DE_VIDA_EN_EL_ANALISIS_DEL_RIESGO_HIDRICO_EN_LOS_BARRIOS_NAPOSTA_Y_VILLA_MITRE_CIUDAD_DE_BAHIA_BLANCA_ARGENTINA


Imágenes de referencia

https://viejosmapas.com/plano-de-la-ciudad-de-bahia-blanca-1909/#google_vignette




Mapa de altitudes, mostrando los cauces que bajan de las sierras

https://es-ar.topographic-map.com/map-q4t1h/Bahía-Blanca/?center=-38.72623%2C-62.01096&zoom=10&popup=-38.86431%2C-61.68686




Atlas Cuencas y regiones hídricas-ambientales de la Provincia de Buenos Aires – Etapa 1: https://www.ada.gba.gov.ar/web_doc/gis/Atlas%20Cuencas%20-%20Etapa%20I.pdf






Concentración de lluvias

https://www.sudoesteba.com/2025-03-11/sudoeste-bonaerense-bajo-agua-un-informe-revela-la-magnitud-de-las-lluvias-extraordinarias-del-1-al-7-de-marzo-11549/


 

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jueves, 6 de febrero de 2025

La burocracia, la gran olvidada de las gestiones de gobierno


Cuando los políticos electos toman posesión del cargo por el cual fueron elegidos por la Voluntad Popular, llegan con un conjunto de sueños y propuestas más o menos elaboradas. Algunos con ideas, otros con los proyectos de ley y de decreto en el maletín. Como sea, se basan en la citada Voluntad Popular y en sus asesores, ya sean técnicos o militantes, ambos valiosos.

 

Recorren las oficinas; saludan a los empleados; tratan (o no) de memorizar sus nombres. Comienzan las primeras medidas: empiezan a ejercer el poder.

 

Debido a la desaparición del rol de la militancia política como articuladora entre las demandas de las bases populares y las jerarquías políticas y del camino inverso: de las directrices de conducción política a estas bases, las gestiones públicas se nutren de la información brindada por los equipos de comunicación política, encuestas y estudios de opinión.

 

Sin embargo, los grandes olvidados de las gestiones públicas son empleados públicos, sean estos de cuello blanco o marrón, quienes ven pasar nombres y personas cada 4 u 8 años. Pero… ellos siguen ahí, contemplando, analizando, recolectando información que normalmente no se utiliza para nada ya que en general no son escuchados y cuando son llamados a la oficina del funcionario normalmente es para solicitarles lealtad, subordinación o para reprenderlos.

 

Las burocracias municipales, provinciales o nacionales guardan la riqueza del conocimiento y la experiencia: Conocen los problemas del ciudadano, del área o de los procesos cotidianos. Por ello también tienen una idea aproximada de las soluciones. En ese caso, el rol del funcionario es interpretar las demandas, llegar al diagnóstico preciso de los problemas y formular soluciones con base en la realidad y no desde su imaginación.

 

Siendo reduccionista, dicho abandono a las burocracias estatales radica en la perniciosa idea de mercado de los años setenta: “El cliente siempre tiene la razón”. Y es perniciosa ya que, en base a dicha falacia, desprestigiamos a quien tiene nos genera plusvalía, en caso de una empresa, o a quien nos gestiona las políticas públicas, en el caso de los tres niveles del Estado.

 

Con tal de “quedar bien”, hordas de políticos mediocres son capaces de “ningunear”, menospreciar o incluso, castigar con sumarios, traslados o descalificaciones a sus propios empleados que son, si quieren, quienes pueden elevarlos o derribarlos en la gestión pública.

 

Funcionarios que sobrepasan las competencias y atribuciones de empleados que, con tal de brindar respuestas satisfactorias a usuarios y beneficiarios, llegan a incurrir en incumplimiento a su deber de funcionario público, despilfarro de fondos públicos, desprestigio ante los empleados y generación de enemigos, abriendo un nuevo frente, innecesariamente.

 

Como consultor político siempre insto a los funcionarios a escuchar a la burocracia, a los empleados de cuello blanco o marrón. Ser tenido en cuenta brinda una sensación de justicia, valoración y satisfacción. Sumarlos al proceso de transformación es fundamental. El político debe decidir si dirige su energía a transformar la realidad o si quiere generar nuevos enemigos, con el agravante de ser estos internos.

 

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